Yahoo España Búsqueda web

Search results

  1. Andréi Donátovich Siniavski, en ruso: Андрéй Донáтович Синявский, transliterado académicamente como Andréj Donátovič Sinjavskij (Moscú, 8 de octubre de 1925-París, 25 de febrero de 1997) fue un escritor, editor y disidente soviético, sobreviviente de los campos de trabajos forzados del sistema Gulag.

  2. El proceso de SiniavskiDaniel (en ruso: Процесс Синявского-Даниэля) fue un famoso proceso penal que tuvo lugar en la Unión Soviética contra los escritores Andréi Siniavsky y Yuli Daniel, entre el otoño de 1965 y febrero de 1966 en Moscú, frente a un tribunal presidido por L.P. Smirnov.

  3. Andrei Donatovich Sinyavsky was born on 8 October 1925 in Moscow, Russia, the son of Donat Evgenievich Sinyavsky, a Russian nobleman from Syzran who became a member of the Left Socialist-Revolutionaries, and a mother of a Russian peasant background. Donat was arrested several times by the Bolsheviks after the October Revolution as an "enemy of the people", and during his last stay in jail the ...

  4. Así lo denunciaba un miembro destacado de la intelligentsia soviética, Andréi Siniavsky (1925-1997), quien había padecido la cárcel y el destierro a causa de sus escritos durante la época brezhneviana.

  5. Andréi Donátovich Siniavski, en ruso: Андрéй Донáтович Синявский, transliterado académicamente como Andréj Donátovič Sinjavskij ( Moscú, 8 de octubre de 1925- París, 25 de febrero de 1997) fue un escritor, editor y disidente soviético, sobreviviente de los campos de trabajos forzados del sistema Gulag. Se ...

  6. La voz de Andrei Siniavski desde Rusia ilumina la cabeza y enciende el corazón de sus lectores. Merece la pena leerle para ensanchar nuestra atención a lo cotidia-no y aprender así a hacer menos cosas e intentar –con la ayuda de Dios– hacerse mejor. —TEXTO Jaime Nubiola. Siniavski. y murió en París en 1997.

  7. Andrei Siniavski: creer por la sencilla razón de que Dios existe. La voz de Andrei Siniavski desde Rusia ilumina la cabeza y enciende el corazón de sus lectores. Merece la pena leerle para ensanchar nuestra atención a lo cotidiano y aprender así a hacer menos cosas e intentar –con la ayuda de Dios– hacerse mejor.