Yahoo España Búsqueda web

Search results

  1. El intruso, de Delmira Agustini. Amor, la noche estaba trágica y sollozante cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura; luego, la puerta abierta sobre la sombra helante, tu forma fue una mancha de luz y de blancura. Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante; bebieron en mi copa tus labios de frescura; y descansó en mi almohada tu ...

  2. El intruso. Amor, la noche estaba trágica y sollozante. Cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura; Luego, la puerta abierta sobre la sombra helante. Tu forma fue una mancha de luz y de blancura. Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante; Bebieron en mi copa tus labios de frescura,

  3. El intruso, uno de los grandes poemas de amor de Delmira Agustini, es una obra que rebosa de sensualidad. No sólo evoca la unión de los cuerpos sino el deseo de los amantes de que esa unión se prolongue en un perpetuo presente, ya sin identidades definidas, sin fronteras epidérmicas, aunque es la mujer, en este caso, Delmira Agustini, quien ...

  4. El intruso. de Delmira Agustini. Amor, la noche estaba trágica y sollozante cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura; luego, la puerta abierta sobre la sombra helante, tu sombra fue una mancha de luz y de blancura.

  5. EL INTRUSO. Amor, la noche estaba trágica y sollozante. cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura; luego, la puerta abierta sobre la sombra helante, tu forma fue una mancha de luz y de blancura, Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante; bebieron en mi copa tus labios de frescura, y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;

  6. El intruso. Amor, la noche estaba trágica y sollozante. cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura; luego, la puerta abierta sobre la sombra helante, tu forma fue una mancha de luz y de blancura. Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante; bebieron en mi copa tus labios de frescura; y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;

  7. Amor, la noche estaba trágica y sollozante cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura; luego, la puerta abierta sobre la sombra helante, tu forma fue una mancha de luz y de blancura. Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante; bebieron en mi copa tus labios de frescura; y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;