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  1. AdiÓs, mamÁ carlota I Alegre el marinero Con voz pausada canta, Y el ancla ya levanta Con extraño rumor. La nave va en los mares Botando cual pelota. Adiós, mamá Carlota; Adiós, mi tierno amor. II De la remota playa Te mira con tristeza La estúpida nobleza Del mocho y del traidor. En lo hondo de su pecho Ya sienten su derrota.

  2. Adiós, mamá Carlota. “Adiós, mamá Carlota” es la canción que mejor ilustra el fin de la Intervención Francesa. La letra, que parodia un poema titulado “Adiós, oh patria mía” de Ignacio Rodríguez Galván, fue compuesta por el general Riva Palacio y publicada en 1866. I. Alegre el marinero Con voz pausada canta, .

  3. Resumen. Sin duda, la canción que mejor ilustra el fin de la Intervención Francesa es Adiós mamá Carlota. La letra la compuso el general Riva Palacio y fue publicada en 1896 en el libro de Eduardo Ruiz, Historia de la Guerra de Intervención en Michoacán.

  4. Adiós Mamá Carlota fue una canción paródica escrita por Vicente Riva Palacio, haciendo paráfrasis de Adiós, oh patria mía, de Ignacio Rodríguez Galván. Esta canción hace referencia a la partida de la emperatriz Carlota de México hacia Europa el 10 de abril de 1864 para pedir ayuda por la vida de su esposo Maximiliano I de ...

  5. Adiós, mamá Carlota empieza con una larga nota escénica, que indica como escenario cierta «Fonda del Conejo Blanco». El ingenuo lector imagina una taberna en la capital mexicana y piensa en especialidades locales como tortillas y enchiladas.

  6. Adiós, mamá Carlota, adiós, mi tierno amor. Sin duda, la canción que mejor ilustra el fin de la Intervención Francesa es Adiós mamá Carlota. La letra la compuso el general Riva Palacio y fue publicada en 1896 en el libro de Eduardo Ruiz, Historia de la Guerra de Intervención en Michoacán.

  7. Aquí en Adiós, mamá Carlota es la emperatriz que establece la conexión a la Biblia: «Quizás me consideres exagerada, pero esto me recuerda la Apocalipsis [...]. Más de un descreído llegaría a creer en Dios viendo al diablo tan cerca. En todas partes donde corre la sangre se siente su presencia. [...]