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  1. CUENTO DE "LA CENICIENTA" CON FINAL DISTINTO. LA CENICIENTA. Hubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a cual más fea. Era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa y como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban Cenicienta.

  2. Por lo tanto, “La Cenicienta” se convierte en mucho más que un cuento para niños; es una alegoría sobre la esperanza y la posibilidad de mejora y cambio, que sigue tocando los corazones de las personas, independientemente de su edad o procedencia. Resumen corto del cuento de La Cenicienta.

  3. Érase una mujer, casada con un hombre muy rico, que enfermó, y, presintiendo su próximo fin, llamó a su única hijita y le dijo: “Hija mía, sigue siendo siempre buena y piadosa, y el buen Dios no te abandonará. Yo velaré por ti desde el cielo, y me tendrás siempre a tu lado.” Y, cerrando los ojos, murió.

  4. cuentosparadormir.com › cuentos-clasicos › cenicientaCenicienta - cuentosparadormir

    Resumen. El padre de Cenicienta, viudo, se casó con una mujer con dos hijas. Al morir él, llenas de envidia por su dulzura y belleza, la tratan con gran desprecio y le obligan a hacer las tareas más sucias; pero ella sigue manteniéndose dulce y serena. El príncipe organiza un baile para buscar esposa pero a pesar de ser su mayor ilusión ...

  5. Al fin llegó el feliz día y las hermanas se marcharon. Cenicienta las siguió con la mirada todo el tiempo que pudo y, cuando las perdió de vista, se puso a llorar. Su Madrina, que era un hada, la sorprendió hecha un mar de lágrimas y le preguntó qué le pasaba. –¡Me gustaría mucho…, me gustaría mucho…!

  6. El mensaje principal del cuento de La Cenicienta es la importancia de la bondad, la valentía y la esperanza en tiempos difíciles. Nos enseña que, a pesar de las adversidades, es posible encontrar la felicidad y el amor verdadero si creemos en nosotros mismos y seguimos nuestros sueños.

  7. ¡Cenicienta no podía creer lo que veía! — ¡Muchas gracias! —exclamó Cenicienta. —Espera, no he terminado todavía —respondió el hada madrina con una sonrisa. Con el último movimiento de su varita mágica, transformó a Cenicienta. Le dio un vestido y un par de zapatillas de cristal, y le dijo: