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19 de abr. de 2022 · Gustavo Adolfo Bécquer se refugió en Toledo, que consideraba la ciudad histórica por excelencia y que, según él, era el sitio adorado de su inspiración. A comienzos de 1870 volvió a Madrid para asumir la dirección literaria de otra importante revista, La Ilustración de Madrid , donde prosiguió la labor divulgadora de los tipos y costumbres, y escribía críticas de teatro y zarzuelas.
Gustavo Adolfo Domínguez Bastida Insausti de Vargas Bécquer Bausa, més conegut com a Gustavo Adolfo Bécquer —va adoptar aquest sobrenom seguint els passos del seu germà, el pintor Valeriano Bécquer— (Sevilla, 17 de febrer del 1836 - Madrid, 22 de desembre del 1870), poeta, periodista i narrador espanyol de literatura romàntica. És dels tres poetes en llengua espanyola més ...
Gustavo Adolfo Domínguez Bastida, mejor conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta español. Nació el 17 de febrero de 1836 en Sevilla. Fue hijo de José Domingo Bécquer, pintor español. Se sabe que Bécquer tenía talento para el dibujo, aunque se inclinó por la literatura.
Gustavo Adolfo Bécquer es un poeta popular de todos los tiempos, a pesar de que su reconocimiento cobró vida cuando muchas de sus obras salieron a la luz luego de su muerte.Muchos críticos lo consideran un romántico tardío, por lo que lo asocian con el movimiento del postromanticismo, pero todos coinciden en que fue también pionero en España de la poesía contemporánea.
Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español formó parte del movimiento del Romanticismo. A lo largo de su vida gozó de cierta fama, sin embargo, fue tras su muerte cuando su obra adquirió el prestigio por el que hoy se le reconoce.
10 de oct. de 2018 · 15 poemas de Gustavo Adolfo Bécquer. Gustavo Adolfo Bécquer nació en Sevilla en 1836 y murió en la misma ciudad, a los 34 años, en 1870 a causa de tuberculosis. Su obra póstuma, ubicada en el romanticismo, se ha convertido en una de las más representativas de la literatura española.
Aquella cosa blanca, ligera, flotante, había vuelto a brillar ante sus ojos, pero había brillado a sus pies un instante, no más que un instante. Era un rayo de luna, un rayo de luna que penetraba a intervalos por entre la verde bóveda de los árboles cuando el viento movía sus ramas. Habían pasado algunos años.
