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Una colección de poemas sobre el cielo, la nube, el amor y la vida, de diferentes autores y estilos. Lee y comparte los versos que más te gusten, o envía tus propios poemas de cielo.
En el vasto lienzo celeste se entrelazan los versos del alma con el infinito. El cielo, testigo silencioso de nuestras emociones más profundas, nos invita a explorar la belleza poética que alberga. Sumérgete en la magia de sus colores y sus misterios, donde cada nube es un poema por descubrir.
siempre te faltaría la nube de algodón. no existe un puente para cruzar el cielo. pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla. a fuerza de memoria y pronósticos. y comprobaras que no es tan dificil. siempre te faltaría el pino del crepusculo. eso es por que se trata de un cielo que no es tuyo. aunque sea impetuoso y desgarrado.
Se han encontrado 84 poemas con la palabra cielo. Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí. Visión de océano. -- de Alfredo Mario Ferreiro -- Cielo y mar – Un barco solitario. Cielo y mar – El horizonte en torno. Cielo y mar – Brusco rumor de olas.
Cinco Mejores Poemas sobre Cielo. Generador de poemas sobre cielo. Presiona el botón para generar tu propio poema con Inteligencia artificial: Generar un poema sobre cielo. Nuevos Poemas sobre Cielo artísticos. eso me hace querer llorar. el cielo es tan azul. eso me hace querer llorar. ¿Por qué es tan azul? ¿Es por el sol? ¿O es por la luna?
Los poemas sobre el cielo nos permiten contemplar la belleza y la trascendencia de este elemento natural. Ya sea a través de la descripción de sus colores y formas, o como un símbolo de libertad y paz, los poetas han encontrado en el cielo una fuente inagotable de inspiración.
El cielo se engalana de plata, y las estrellas son su tesoro, brillando con luz propia, cobijando mi alma, mi abrazo. Soñando despierto en el infinito, me siento parte de esta danza, donde cada estrella es un latido, y el cielo, mi eterna esperanza. En la oscuridad se dibujan, constelaciones de amor y añoranza, guiándome con su dulce magnificencia,
